A partir de 1930 la minería registró primero un constante deterioro y posteriormente se estancó. En los años treinta la crisis del capitalismo mundial ocasionó restricciones en la demanda externa de minerales y un descenso sostenido de las inversiones. Ello se manifestó en la casi total paralización de las actividades exploratorias y consecuentemente de la explotación de nuevos yacimientos. Aunque los efectos más agudos tuvieron lugar en el lapso 1930-1940, especial mente en el intervalo 1932-1935 y en 1940, el estancamiento continuó hasta 1960. Empero, en los años treinta se introdujeron importantes cambios legis lativos. Con la Ley Minera de 1930 (que sustituyó a la de 1926, la cual había sido fuertemente atacada por los inversionistas extranjeros por considerarla muy radical) se introdujo el concepto de Reservas Mineras Nacionales y se creó la Comisión de Fomento Minero (e F M). Estos aspectos empezarían a tener plena vigencia durante el per(odo cardenista, cuando se expide el Reglamento para la Explotación de Reservas M in eras (1935}, se dicta el Reglamento sobre Concesiones Especiales en Reservas Nacionales y la e F M inicia sus operaciones (1939) .9 Asimismo, en 1934 se introduce un régimen fiscal más progresivo por medio del establecimiento de tasas impositivas elevadas a la producción y a la exportación de minerales, con el fin de absorber una mayor proporción del excedente económico minero y reducir las ganancias de los consorcios extranjeros.
Estas disposiciones, orientadas a atemperar el dominio foráneo sobre los recursos naturales del país, junto con la decisión de no explotar extensas áreas del territorio mexicano (por medio del régimen de reservas nacionales) antes que ponerlas en manos de empresarios extranjeros, provocaron la disminución de la afluencia de capitales externos.
Otros factores que influyeron para que la producción y las inversiones se estancaran, además de los ya citados, fueron el abatimiento de las cotizaciones internacionales que inhibió la producción; la canalización de inversiones a otros sectores más productivos o rentables y el surgimiento de nuevos productores en el mercado mundial. Así, mientras que en 1910 la participación de la minería en el PIB fue de 7.6%, en el decenio de los cuarenta descendió a 2.9% y en los cincuenta y sesenta se situó en 1.8 y 1.2 por ciento, respectivamente.
Estas disposiciones, orientadas a atemperar el dominio foráneo sobre los recursos naturales del país, junto con la decisión de no explotar extensas áreas del territorio mexicano (por medio del régimen de reservas nacionales) antes que ponerlas en manos de empresarios extranjeros, provocaron la disminución de la afluencia de capitales externos.
Otros factores que influyeron para que la producción y las inversiones se estancaran, además de los ya citados, fueron el abatimiento de las cotizaciones internacionales que inhibió la producción; la canalización de inversiones a otros sectores más productivos o rentables y el surgimiento de nuevos productores en el mercado mundial. Así, mientras que en 1910 la participación de la minería en el PIB fue de 7.6%, en el decenio de los cuarenta descendió a 2.9% y en los cincuenta y sesenta se situó en 1.8 y 1.2 por ciento, respectivamente.
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