miércoles, 3 de mayo de 2017
MÉXICO MINERO
Reportaje del programa "Los Reporteros" de televisa, en el reportaje nos muestran varias zonas y tipos de minería mostrándonos el estilo de vida peligroso que llevan al adentrarse en el mundo de la minería y no solo los riesgos de derrumbe sino riesgos a la salud como la famosa "Enfermedad de los mineros" que es la silicosis pulmonar que les da por respirar partículas de minerales y contrasta a las empresas transaccionales con los pequeños mineros que tienen que trabajar de mineros por que es el único trabajo que sobresale por las condiciones climáticas de las regiones de donde se realizo el reportaje que fue en los estados del norte como chihuahua, que son estados muy áridos en donde la agricultura ni el ganado deja para subsistir.
Mexicanización
Entre los avances que produjo la mexicanización. durante el lapso 1961- -1977 destaca la creciente participación del Estado, por medio de la e F M, en los grandes proyectos mineros (en 1970 manejaba 15 empresas y 38 en 1976). Otros logros son: las invers iones se elevaron en forma considerab le (en el lapso 1966-1970 la inversión promedio anual fue de 1 000 millones de pesos y en el período 1971-1977 fue de 3 000 millones); se diversificó la extracción de mineral es; las reservas probadas de un número importante de empresas aum entaron 684.6%; se descubrieron 35 yacimientos que contienen 15 minerales diversos en 17 entidades del pús; el número de plantas concentradoras pasó de 82 a 332; aum entó la capacid ad de fundición de cobre (63%) y de plomo (53%); la capacidad de refinación de cobre, plomo y cinc se elevó 150, 33 y 225 por ciento, respectivamente, y la fuerza de trabajo creció de 60 000 a 150 000 trabajadores a 1 000 000
Los avances mostrados por la economía minera a partir de su mexicanización no lograron ocultar, empero, sus graves deformaciones, las cuales, en algu nos aspectos, se hi cieron más evidentes. Si bien el marco legal de la mexicanización perm itió al inversionista nac ional incorporar al sector minero al resto de lá actividad industrial, impulsar su crecimiento y orientar la producción de manera preferente hacia el mercado interno, ésta no se desarrolló en forma plena.
Así, de 1961 a 1970 la minería nacional conti nuó mostrando un errático y lento comportamiento. Su capacidad de respuesta frente a los incrementos de la demanda industrial se deterioró y se registró un continuo descenso de su participación en las expo rtaciones del país. De 1960 a 1970 el PIB del país creció 7% a precios de 1960, en tanto que la minería lo hizo en 2.2%, lo que ocasionó que fuese perdiendo importancia relativa de ntro del total del P 1 B: de 1.5% en 1960 a 0.9% en 1970. En el mismo lapso, las exportaciones de minerales bajaron su contribución al total nacional de 22 a 14.5 por ciento. En particular, de 1960 a 1970 el volumen producido de metales industriales no ferrosos registró un descenso med io anu al de 0.3%, en tanto que en el decenio 1950-1960 el decrecimiento medio anu al fue de 0.2%.
Los avances mostrados por la economía minera a partir de su mexicanización no lograron ocultar, empero, sus graves deformaciones, las cuales, en algu nos aspectos, se hi cieron más evidentes. Si bien el marco legal de la mexicanización perm itió al inversionista nac ional incorporar al sector minero al resto de lá actividad industrial, impulsar su crecimiento y orientar la producción de manera preferente hacia el mercado interno, ésta no se desarrolló en forma plena.
Así, de 1961 a 1970 la minería nacional conti nuó mostrando un errático y lento comportamiento. Su capacidad de respuesta frente a los incrementos de la demanda industrial se deterioró y se registró un continuo descenso de su participación en las expo rtaciones del país. De 1960 a 1970 el PIB del país creció 7% a precios de 1960, en tanto que la minería lo hizo en 2.2%, lo que ocasionó que fuese perdiendo importancia relativa de ntro del total del P 1 B: de 1.5% en 1960 a 0.9% en 1970. En el mismo lapso, las exportaciones de minerales bajaron su contribución al total nacional de 22 a 14.5 por ciento. En particular, de 1960 a 1970 el volumen producido de metales industriales no ferrosos registró un descenso med io anu al de 0.3%, en tanto que en el decenio 1950-1960 el decrecimiento medio anu al fue de 0.2%.
La minería fue también menos dinám ica que, incluso, sectores que utilizan una proporción importante de materias primas minerales. En el intervalo que se comenta la explotación de minas y canteras creció 22.2% a precios de 1960, la industria metálica básica 159.5% y la fabricación y reparación de productos metálicos 248.3 por ciento. El notable retraso de la act ividad extractiva obedece en gran medida a la deformación de la estructura productiva y de distribución, determinada con anterioridad al proceso mexicanizador y que subsistió casi sin cambio a pesar de la modificación que significó la mayoría de capital de nacionales en el sector. Algunas de las deficiencias que continuaron manifestándose fueron: a) la permanencia de la minería como una actividad exportadora de productos de bajo valor agregado, lo que hace que la producción sea especialmente sensible a las fluctuaciones internacionales; b) la incompleta incorporación y notab le rezago del sector con respecto al proceso industrial del país; e) la elevada concentración de la propiedad y riqueza minera, que se manifiesta, entre otros aspectos, en la coexistencia de modernas empresas al lado de pequeñas e ineficientes unidades productivas, y d) la notable sujeción con respecto a las empresas extranjeras para vender sus productos en el mercado internacional.
MUSEO DE MINERÍA Real del monte (PACHUCA)
En el museo se da un panorama histórico de la actividad minera y la visita vale mucho la pena por que puedes consultar datos de los años 1556 hasta 1975 y ademas nos proporciona la dirección del museo mina de acosta el cual es una mina con mucha historia.
LA MINERÍA EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE 1821-1854
La minería continuó siendo la actividad más dinámica como en la colonia, dicha
actividad dependía de otros sectores como la sal, el azogue, la madera; todas
estas actividades requirieron de diversa fuerza de trabajo. Aunque la minería era
la actividad más dinámica, su tendencia a la baja prevaleció hasta mediados del
siglo XIX.
En la minería hubo distintos intentos de aplicar nuevas técnicas en las
explotaciones de oro y plata con capital británico. Sin embargo, no se cumplieron
las expectativas productivas que perseguían, lo que provocó el derrumbe
económico de otros sectores productivos. Las minas eran grandes consumidoras
de sal, de azogue, requerían maderas, animales de carga, granos, forrajes y
alimentos en general. Además requerían pólvora, hierro, acero, herramientas y
maquinaria. Así, a menor prosperidad para las minas, menor oportunidad para
otras actividades. Las cifras de producción de 1820-1840 fueron menores que las
del periodo de la guerra de 1810-1820, la recuperación de este sector se fue
dando hasta mediados de siglo.
Una empresa que hizo importantes inversiones en la explotación de plata fue la
“Compañía Minera de Real del Monte” en el distrito minero de Pachuca Hidalgo,
con capital de origen inglés. Esta compañía sobresalió por sus inversiones que
ascendieron a un millón de libras esterlinas; la administración, gestión empresarial
y asuntos técnicos estuvieron bajo control de ciudadanos venidos de Gran
Bretaña. Los procesos de extracción de plata tradicionales fueron sustituidos por
nuevos avances tecnológicos que hicieron más eficiente la producción; aunque en
algunos casos coexistieron con métodos arcaicos.
La producción minera del país a precios corrientes se incrementó 12.0% en 2012
Los
estados con mayor participación fueron: Sonora, con participación del 24.89%
del valor total de la producción minera nacional; Zacatecas, que aportó 21.85%
del valor total; en tercer sitio se ubicó Chihuahua con 12.22%; seguido de
Durango, con 6.94%; y, el quinto lugar fue para San Luis Potosí con 5.18%.
Estos cinco estados sumaron 71.1% del valor total de la producción minera
nacional. En cuanto a la producción minero metalúrgica se observaron
incrementos en la producción de ciertos minerales concesibles como oro, plata,
cobre, ‑erro, manganeso, bentonita, caolín, celestita, diatomita, feldespato, uorita,
fosforita, sal, sílice, sulfato de sodio, vermiculita, wollastonita y yeso,
principalmente. En contraste, retrocedió la producción de antimonio, azufre,
barita, bismuto, cadmio, carbón, dolomita, molibdeno, plomo, sulfato de
magnesio y zinc. Por su parte los minerales no concesibles que incrementaron su
producción fueron agregados pétreos, arcillas, arena, calcita, caliza, cantera,
grava y tierras fuller principalmente; este año no se reportaron datos de
basalto, ignimbritas y pizarra. Entre los metales preciosos, el valor de la
producción en 2012 registró un incremento del 16.10% con respecto al año
anterior; el volumen de la producción de oro incrementó 15.96% respecto a 2011
y la plata incrementó 12.15%, posicionando al país como el séptimo productor de
oro y consolidándose como líder mundial en plata. La mayor producción de oro se
concentró en Sonora que aportó 29.2% del total nacional, Zacatecas 21.1% y
Chihuahua con 19.2%. La extracción y bene‑cio de plata se realizó
principalmente en Zacatecas que contribuyó con 43.6%, Chihuahua 19.2% y Durango
con 12.1%.
La
producción de cobre se llevó a cabo básicamente en Sonora con una participación
de 77.8%, continuando Zacatecas con 10.2%, San Luis Potosí 4.6% y Chihuahua con
3.2 por ciento. El restante se produjo en Durango, Guerrero, Estado de México,
Michoacán de Ocampo, Querétaro, Sinaloa y otras entidades. El comportamiento de
la producción es resultado de la ausencia de importantes montos de inversión
que crecieron 36.3% y alcanzaron una cifra de 7 mil 647 millones de dólares en
el año 2012, con lo que suman 25 mil 245 millones de dólares entre 2007 y 2012.
Las inversiones traen consigo proyectos de largo plazo, la generación de
infraestructura básica como caminos, carreteras, drenaje, alumbrado y la
infraestructura social como vivienda de calidad, escuelas, centros deportivos y
hospitales. Por otro lado, las exportaciones minero metalúrgicas alcanzaron un
monto de 22 mil 720 millones de dólares en el año 2012 y un decremento en las
importaciones de 1.7%. Lo anterior generó un superávit en la balanza comercial
minero metalúrgica de 12 mil 657 millones de dólares. El crecimiento del sector
minero aporta grandes bene‑cios tanto a la economía nacional como a la
población del país. Es conveniente mencionar que en 2012, el empleo en el
sector minero-metalúrgico presentó un incremento de 6.1% con respecto al año
previo, acumulando tres años de expansión. El número de personas empleadas en
el sector alcanzó un total de 328,555 al cierre de diciembre del año que se
informa, cantidad que representó 18,833 nuevos empleos con relación a 2011.
Regulacion minera
En 2012 México ya se encontraba
posicionado como el séptimo productor mundial de oro y líder en plata. A este
respecto, la presencia de compañías con capital extranjero juega un papel muy
importante. De acuerdo con datos proporcionados por la Secretaría de Economía,
al mes de Diciembre de 2012 tenían inversión extranjera directa en el país 285
empresas mineras, operando 853 proyectos, de las cuales el 72% tenían sus
oficinas centrales en Canadá y el 16% en Estados Unidos. Por tanto, un total
del 88% de la inversión extranjera en el año 2012 se encontraba repartida entre
estos dos países. Cabe destacar también que de todos los proyectos operados por
estas compañías, 667 (el 78%) se encontraban en esa fecha todavía en etapa de
exploración, lo cual significa que aún estaban a la búsqueda de mineral para
posteriormente explotarlo (principalmente oro y plata, aunque también yacimientos
de cobre y polimetálicos) . La incidencia de las compañías con capital
extranjero en la economía mexicana comenzó a tener mayor relevancia en la
década de los noventa, después de la firma del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte; este hecho fue muy importante en el futuro de la industria
minera, ya que marcó la pauta de las reformas que se llevaron a cabo en algunas
normas ya existentes en el país y de otras que se aprobaron entonces.
TABLA
COMPARATIVA
DE 1930 a 1960
A partir de 1930 la minería registró primero un constante deterioro y posteriormente se estancó. En los años treinta la crisis del capitalismo mundial ocasionó restricciones en la demanda externa de minerales y un descenso sostenido de las inversiones. Ello se manifestó en la casi total paralización de las actividades exploratorias y consecuentemente de la explotación de nuevos yacimientos. Aunque los efectos más agudos tuvieron lugar en el lapso 1930-1940, especial mente en el intervalo 1932-1935 y en 1940, el estancamiento continuó hasta 1960. Empero, en los años treinta se introdujeron importantes cambios legis lativos. Con la Ley Minera de 1930 (que sustituyó a la de 1926, la cual había sido fuertemente atacada por los inversionistas extranjeros por considerarla muy radical) se introdujo el concepto de Reservas Mineras Nacionales y se creó la Comisión de Fomento Minero (e F M). Estos aspectos empezarían a tener plena vigencia durante el per(odo cardenista, cuando se expide el Reglamento para la Explotación de Reservas M in eras (1935}, se dicta el Reglamento sobre Concesiones Especiales en Reservas Nacionales y la e F M inicia sus operaciones (1939) .9 Asimismo, en 1934 se introduce un régimen fiscal más progresivo por medio del establecimiento de tasas impositivas elevadas a la producción y a la exportación de minerales, con el fin de absorber una mayor proporción del excedente económico minero y reducir las ganancias de los consorcios extranjeros.
Estas disposiciones, orientadas a atemperar el dominio foráneo sobre los recursos naturales del país, junto con la decisión de no explotar extensas áreas del territorio mexicano (por medio del régimen de reservas nacionales) antes que ponerlas en manos de empresarios extranjeros, provocaron la disminución de la afluencia de capitales externos.
Otros factores que influyeron para que la producción y las inversiones se estancaran, además de los ya citados, fueron el abatimiento de las cotizaciones internacionales que inhibió la producción; la canalización de inversiones a otros sectores más productivos o rentables y el surgimiento de nuevos productores en el mercado mundial. Así, mientras que en 1910 la participación de la minería en el PIB fue de 7.6%, en el decenio de los cuarenta descendió a 2.9% y en los cincuenta y sesenta se situó en 1.8 y 1.2 por ciento, respectivamente.
Estas disposiciones, orientadas a atemperar el dominio foráneo sobre los recursos naturales del país, junto con la decisión de no explotar extensas áreas del territorio mexicano (por medio del régimen de reservas nacionales) antes que ponerlas en manos de empresarios extranjeros, provocaron la disminución de la afluencia de capitales externos.
Otros factores que influyeron para que la producción y las inversiones se estancaran, además de los ya citados, fueron el abatimiento de las cotizaciones internacionales que inhibió la producción; la canalización de inversiones a otros sectores más productivos o rentables y el surgimiento de nuevos productores en el mercado mundial. Así, mientras que en 1910 la participación de la minería en el PIB fue de 7.6%, en el decenio de los cuarenta descendió a 2.9% y en los cincuenta y sesenta se situó en 1.8 y 1.2 por ciento, respectivamente.
Porfiriato
Desde fines del decenio de los setenta la minería mexicana
inició un acelerado ritmo de crecimiento y junto con el
sector agropecu ar io continuó siendo el eje de la actividad
económica. Ello obedeció a la consolidación de la paz
interna, al desarrollo de las comunicaciones ferroviarias y
marítim as, al impulso y fomento de las inversiones extranjeras,
a la introducción de técnicas más avanzadas de explotación
(en 1893 se efectúa la primera instalación eléctrica
para maq uinaria minera en el yacimiento de Santa Ana, en
San Luis Potosí, y en 1877 se introd uce el aire comprimido
para la perfo raci ón mecánica)3 y a una legislación que al
favorecer al capital, permitía la obtención de grandes utilidades.
Cabe señalar que el desarrollo y distribución de las
líneas férreas respondió en gran medida a la ubicación de los
más -importantes centros mineros del país, lo cual constituyó
un factor determinante de la expansión y orientación del
sector m in ero (de las 44 1 íneas ferroviarias registradas en
1908, los embarques mineros ocupaban 21).4
Las antiguas Ordenanzas de Minería y diversas legislaciones
estatales rigieron la minería mexicana hasta 1884. En ese
año se expidió el primer Código Nacional Minero, que
unificó las anteriores legislaciones e introdujo cambios muy
significativos. Así por ejemplo, en dicho Código se dieron
mayores libertades para la ex plotación de los minerales por
medio, fundamentalmente, de declarar al poseedor de la
superficie minera como propietario también del carbón de
piedra, del petróleo, de las rocas de construcción, de la sal
gema, de los depósitos de metales no preciosos y otras
sustancias que se encontraran en la mina. Esto es, se
establecía la propiedad privada y la libre explotación del
subsuelo bajo la única condición de trabajar y explotar las
minas. Asimismo, se señalaba que los impuestos locales y
directos a los productos mineros no deberían exceder de 2%.
Este régimen promovió enormemente la producción de
minerales.
inició un acelerado ritmo de crecimiento y junto con el
sector agropecu ar io continuó siendo el eje de la actividad
económica. Ello obedeció a la consolidación de la paz
interna, al desarrollo de las comunicaciones ferroviarias y
marítim as, al impulso y fomento de las inversiones extranjeras,
a la introducción de técnicas más avanzadas de explotación
(en 1893 se efectúa la primera instalación eléctrica
para maq uinaria minera en el yacimiento de Santa Ana, en
San Luis Potosí, y en 1877 se introd uce el aire comprimido
para la perfo raci ón mecánica)3 y a una legislación que al
favorecer al capital, permitía la obtención de grandes utilidades.
Cabe señalar que el desarrollo y distribución de las
líneas férreas respondió en gran medida a la ubicación de los
más -importantes centros mineros del país, lo cual constituyó
un factor determinante de la expansión y orientación del
sector m in ero (de las 44 1 íneas ferroviarias registradas en
1908, los embarques mineros ocupaban 21).4
Las antiguas Ordenanzas de Minería y diversas legislaciones
estatales rigieron la minería mexicana hasta 1884. En ese
año se expidió el primer Código Nacional Minero, que
unificó las anteriores legislaciones e introdujo cambios muy
significativos. Así por ejemplo, en dicho Código se dieron
mayores libertades para la ex plotación de los minerales por
medio, fundamentalmente, de declarar al poseedor de la
superficie minera como propietario también del carbón de
piedra, del petróleo, de las rocas de construcción, de la sal
gema, de los depósitos de metales no preciosos y otras
sustancias que se encontraran en la mina. Esto es, se
establecía la propiedad privada y la libre explotación del
subsuelo bajo la única condición de trabajar y explotar las
minas. Asimismo, se señalaba que los impuestos locales y
directos a los productos mineros no deberían exceder de 2%.
Este régimen promovió enormemente la producción de
minerales.
Esta situación se torna aún más favorable para los empresarios
cuando en 1887 se dictan una serie de facilidades de
diverso orden, entre las que se encontraban la exención de
todo impuesto (excepto el del timbre) a las minas de carbón,
petróleo, hierro y azogue, y se autorizan franquicias especiales
y amplias concesiones a las empresas que garanti zaran
inversiones en la actividad. Si bien todas las medidas de
fomento instrumentadas favorecieron a los inversionistas en
general, quienes más las aprovecharon fueron los capitalistas
foráneos. Ello obedeció, entre otros factores, a la capacidad
financiera y tecnológica superior de esos empresarios, a la
carencia y desinterés de los inversionistas nacionales, en
cierta forma a la preocupación por fomentar el ingreso de
esa clase de capitales y al atractivo que significaba producir a
bajo costo y exportar a un mercado mundial ávido de esos
minerales.
Con el fin de estimular aún más la actividad, se promulgó
en 1892 una Ley Minera que establecía, de hecho, que los
dueños de las minas eran libres de explotar sus concesiones
como conviniera a sus intereses y que só lo la falta del pago
de impuestos era motivo para cancelarlas. En 1909 entró en
vigor una nueva Ley Minera que se empezó a a pi icar en 1910
y que estuvo vigente hasta 1926. Dicha legislac ión no
provocó cambios sustanciales en la actividad.
Las regu laciones legales de 1884 y 1892 fueron especialmente
atractivas para los empresarios extranjeros, quienes,
aprovechando las facilidades que se les presentaban, incrementaron
sus inversiones, estab lecieron nuevas empresas mineras,
iniciaron la instalación de fundiciones y comenzaron a
desarrollar a una esca la mayor la explotación de minerales
industriales (en 1897, del total de inversiones en el sector
minero, 26.5% correspondía a la explotación de estos minerales
y 73.5% a la de metales preciosos) .5
De 1898 a 191 O los yacimientos mineros registrados
crecieron rápidamente, al pasar de 8 496 en el primer año a
30 999 en el último. Sin embargo, mientras que en 1898
sólo funcionaba 19.9% de las minas registradas, en 1907 la
cifra descendió a 3%.6 Esta situación da una idea del
acaparamiento de fondos con fines especulativos, desde su
compraventa indiscriminada hasta su conservación improductiva
para ponerlas en operación cuando se presentase la
ocasión de maximizar ganancias. La producción de metales
industriales no ferrosos, por su parte, pasó de 45 343 ton en
1891 a 174423 ton en 1910 (284.7% de incremento).
De 1890 a 1910 se realizan las más importantes inversiones
extranjeras, al tiempo que los grandes consorcios foráneos
comienzan a consolidarse y a orientar la producción
conforme a sus intereses. Así, en 1885 se funda la compañía
francesa El Boleo, en Santa Rosal ía, Baja Ca liforni a, con una
concesión de 20 870 ha. En 1888 la American Smelting and
Refining Company (ASA RCO) funda la Greene Copper Co.,
en Cananea, Sonora; en 1891 construye en Monterrey una
planta fundidora y otra, en 1895, para tratamiento de
minerales de cobre y de plomo en Aguascalientes. En 1897
la Phelps Dodge adquiere los depósitos cupríferos de Pilares,
en Nacozari, Sonora; en 1905 la American Smelters Securities adquiere la mina La Velardeña Mining
and Smelting Company en Durango; en 1906 la ASARCO
inicia la construcción de una fundidora en Avalos, Chihuahua,
en 1909 adquiere la fundición de Matehuala, S.L.P., y
arrienda una mina en Angangueo, Michoacán, y en 1911
compra la mina Tiro General, en Charcas, S.L.P.7
La penetración del capital foráneo y la centralización del
capital ya existente se ejemplifican claramente con los
sigu ientes datos: en 1908 existían 1 030 compañías mineras
con una inversión conjunta de 363 millones de pesos oro.
Del total de empresas, 840 eran estadounidenses (en 1868
sólo existían 13), con una participación de 68.9% del capital
total invertido; 148, de mexicanos, con 7.7% de lo invertido;
40 inglesas, con 20 .1 %, y dos francesas, con 3.3% de la
inversión total (véase el cuadro 1 ). Es importante señalar que
la reducida participación de mexicanos en la inversión -a
pesar de contar con 14.4% de los establecimientos registrados-
denota que dichas empresas eran de pequeña magnitud,
pues el promedio de inversión para cada una era de 189 190
pesos oro, en tanto que el de las estadounidenses, inglesas y
francesas era de 297 600, 1 825 000 y 6 000 000 de pesos,
respectivamente.
cuando en 1887 se dictan una serie de facilidades de
diverso orden, entre las que se encontraban la exención de
todo impuesto (excepto el del timbre) a las minas de carbón,
petróleo, hierro y azogue, y se autorizan franquicias especiales
y amplias concesiones a las empresas que garanti zaran
inversiones en la actividad. Si bien todas las medidas de
fomento instrumentadas favorecieron a los inversionistas en
general, quienes más las aprovecharon fueron los capitalistas
foráneos. Ello obedeció, entre otros factores, a la capacidad
financiera y tecnológica superior de esos empresarios, a la
carencia y desinterés de los inversionistas nacionales, en
cierta forma a la preocupación por fomentar el ingreso de
esa clase de capitales y al atractivo que significaba producir a
bajo costo y exportar a un mercado mundial ávido de esos
minerales.
Con el fin de estimular aún más la actividad, se promulgó
en 1892 una Ley Minera que establecía, de hecho, que los
dueños de las minas eran libres de explotar sus concesiones
como conviniera a sus intereses y que só lo la falta del pago
de impuestos era motivo para cancelarlas. En 1909 entró en
vigor una nueva Ley Minera que se empezó a a pi icar en 1910
y que estuvo vigente hasta 1926. Dicha legislac ión no
provocó cambios sustanciales en la actividad.
Las regu laciones legales de 1884 y 1892 fueron especialmente
atractivas para los empresarios extranjeros, quienes,
aprovechando las facilidades que se les presentaban, incrementaron
sus inversiones, estab lecieron nuevas empresas mineras,
iniciaron la instalación de fundiciones y comenzaron a
desarrollar a una esca la mayor la explotación de minerales
industriales (en 1897, del total de inversiones en el sector
minero, 26.5% correspondía a la explotación de estos minerales
y 73.5% a la de metales preciosos) .5
De 1898 a 191 O los yacimientos mineros registrados
crecieron rápidamente, al pasar de 8 496 en el primer año a
30 999 en el último. Sin embargo, mientras que en 1898
sólo funcionaba 19.9% de las minas registradas, en 1907 la
cifra descendió a 3%.6 Esta situación da una idea del
acaparamiento de fondos con fines especulativos, desde su
compraventa indiscriminada hasta su conservación improductiva
para ponerlas en operación cuando se presentase la
ocasión de maximizar ganancias. La producción de metales
industriales no ferrosos, por su parte, pasó de 45 343 ton en
1891 a 174423 ton en 1910 (284.7% de incremento).
De 1890 a 1910 se realizan las más importantes inversiones
extranjeras, al tiempo que los grandes consorcios foráneos
comienzan a consolidarse y a orientar la producción
conforme a sus intereses. Así, en 1885 se funda la compañía
francesa El Boleo, en Santa Rosal ía, Baja Ca liforni a, con una
concesión de 20 870 ha. En 1888 la American Smelting and
Refining Company (ASA RCO) funda la Greene Copper Co.,
en Cananea, Sonora; en 1891 construye en Monterrey una
planta fundidora y otra, en 1895, para tratamiento de
minerales de cobre y de plomo en Aguascalientes. En 1897
la Phelps Dodge adquiere los depósitos cupríferos de Pilares,
en Nacozari, Sonora; en 1905 la American Smelters Securities adquiere la mina La Velardeña Mining
and Smelting Company en Durango; en 1906 la ASARCO
inicia la construcción de una fundidora en Avalos, Chihuahua,
en 1909 adquiere la fundición de Matehuala, S.L.P., y
arrienda una mina en Angangueo, Michoacán, y en 1911
compra la mina Tiro General, en Charcas, S.L.P.7
La penetración del capital foráneo y la centralización del
capital ya existente se ejemplifican claramente con los
sigu ientes datos: en 1908 existían 1 030 compañías mineras
con una inversión conjunta de 363 millones de pesos oro.
Del total de empresas, 840 eran estadounidenses (en 1868
sólo existían 13), con una participación de 68.9% del capital
total invertido; 148, de mexicanos, con 7.7% de lo invertido;
40 inglesas, con 20 .1 %, y dos francesas, con 3.3% de la
inversión total (véase el cuadro 1 ). Es importante señalar que
la reducida participación de mexicanos en la inversión -a
pesar de contar con 14.4% de los establecimientos registrados-
denota que dichas empresas eran de pequeña magnitud,
pues el promedio de inversión para cada una era de 189 190
pesos oro, en tanto que el de las estadounidenses, inglesas y
francesas era de 297 600, 1 825 000 y 6 000 000 de pesos,
respectivamente.
martes, 2 de mayo de 2017
Breve historia de la minería en México.
Breve historia de la minería en México.
La conquista minera avanzó, sobre todo, hacia el norte y centro del país. Se fueron descubriendo nuevos e importantes yacimientos de minerales, que se convirtieron en famosas minas que generaron riquezas y asentamientos humanos, y que más tarde se transformaron en ciudades, algunas de las cuales adquirieron distinción e importancia en el mundo entero por sus riquezas y la magnificencia de sus construcciones. Ejemplos de éstas son las ciudades de Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Taxco, Chihuahua y Durango, las cuales actualmente son consideradas patrimonio de la humanidad. Durante esa misma época, llegaron a nuestro país empresas extranjeras provenientes de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, con técnicas, equipo y maquinaria. Las minas se extendieron y la minería siguió siendo generadora de empleos y riqueza. Al iniciar el movimiento de Independencia de México, en 1810, los trabajos mineros se vieron afectados y decayeron. La actividad minera reinició después de la consumación de ésta, en 1823. |
INDUSTRIA MINERA ACTUAL
Primeros lugares de producción mundial
Minerales que exporta México
Minerales que importa México
http://cuentame.inegi.org.mx/economia/secundario/mineria/default.aspx?tema=E
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